En cualquier relación de socios es fundamental poder comunicarse de forma efectiva y poder resolver las diferencias que surjan. Antes de elegir un socio, tienes que considerar cómo maneja los conflictos y si su estilo de comunicación funcionará con el tuyo.
Los desacuerdos son inevitables, de modo que necesitas a alguién que esté abiertoal diálogo y a hacer concesiones.Ninguna de las dos partes debe temer dar su opinión ni oponerse a la idea del otro.
Te puede caer bien alguien, puedes confiar y trabajar bien con esa persona, pero eso no conducirá al éxito si la visión que tienen de la empresa no concuerda. Tú y tu socio deben tener una idea similar de lo que significa el éxito y de cómo harán para alcanzarlo. Si no pueden ponerse de acuerdo para ir tras los mismos objetivos, no tiene sentido tener un socio.
Cuando encuentres a alguien que comparte tu visión y con quien trabajas bien, conviene saber más de esta persona ¿A participado en un negocio con anterioridad? ¿Tuvo éxito? ¿Qué opinión tienen quienes trabajan con él o ella en esa empresa?
Pregunta a otras personas sobre su personalidad, estilo de trabajo y puntos débiles. Revisa su presencia en redes. Revisa sus redes sociales para ver cuál es su comportamiento.
Una vez que hayas elegido un socio, deberás ponerte de acuerdo sobre asuntos importantes como los términos de su sociedad. La confianza es fundamental, pero pone todo por escrito. Considera elementos como la distribución de las ganancias, el uso de las reservas económicas y cómo se estructurará la titularidad de la empresa.
Decide cómo se dividirá el capital social y las acciones, y qué sucederá si una de las dos partes abandona la empresa. Es conveniente consultar con un asesor antes de firmar y tomar una decisión tan importante. Puede asesorarte a ti y a tu socio con respecto a las implicaciones legales que tiene una sociedad.